La música crea momentos, espacios con impresiones y energías muy concretas. Esta capacidad intrínseca sigue siendo para mí un verdadero misterio que lejos de menguar crece a media que más profundizo en ella.
Siento estos momentos como paisajes sonoros capaces de representar de forma holística el imaginario del ser humano en su totalidad de una forma dinámica y cambiante.
¡Ahí reside su magia y ahí empieza el misterio!
Sin duda, el sonido transformado en música es un hecho fascinante.